martes, 19 de abril de 2011

La batalla de Lleida (1938)

(También conocida como Batalla de Lérida (1938))

Una de las batallas más desconocidas, y por tanto más olvidadas de la Guerra Civil en Catalunya es la batalla de Lleida. Es un hecho en verdad sorprendente, pues fue una batalla de proporciones y repercusiones importantes. Enfrentó entre el 31 de marzo y el 3 de abril de 1938 en los alrededores de la ciudad y en sus calles a más de 20.000 hombres, se produjeron combates durísimos y dejó un trágico balance que algunas fuentes sitúan en 950 bajas entre los nacionales, y una cifra que podría acercarse a las 4000 en el bando republicano, entre muertos, heridos y prisioneros. Además, la batalla de Lleida fue la única por la toma de una ciudad que se produjo en Catalunya, con las consecuencias durísimas que tuvo para sus habitantes, supuso un tremendo golpe moral para la república, y afianzo definitivamente a las tropas nacionales en la antesala de la toma de Catalunya.

Existen pocas publicaciones sobre el frente del Segre, y menos aún respecto a la batalla de Lleida. Uno de los más interesantes y documentados libros sobre los hechos ocurridos en esos días en la ciudad es "La batalla del Segre", publicado por Lluís Mezquida en 1972. En su relato está basado este artículo.

Tras la toma de Teruel por los rebeldes, las tropas republicanas retrocedieron en desbandada ofreciendo poca resistencia al avance imparable de las divisiones nacionales. El objetivo de estas era Lleida, como puerta de entrada a Catalunya. Por parte republicana, las ordenes hablaban de "defender a toda costa la población de Lérida". Días antes de iniciarse los combates, quedaba claro que la ciudad era el lugar donde se iba a librar la batalla, y para ello se prepararon los dos ejércitos.

Se encarga a la 46 división, la defensa de la ciudad. Ésta se reorganiza a toda prisa entre el 29 y el 31 de marzo, reforzándose con lo que queda de la 16 División y tropas procedentes de la 27 División, que se trasladan a toda prisa a la zona. Junto con otras unidades agregadas, el ejercito defensor lo formarían, según cálculos de Lluís Mezquida, unos 10.000 hombres. Se pone al mando de la División a Valentín González González, "el Campesino".


Valentín González González, "el Campesino"

Estas tropas se reparten en tres brigadas, la 10, la 60 y la 101, y se despliegan por la huerta de Lleida, en el margen derecho del río, aproximadamente a unos 2 kilómetros de la ciudad, en concreto por las partidas de Montcada y Boixadors, al norte, y por Sant Just, Pla del Batlle, Caparrella y Rufea, al sur.

En el bando nacional, se encarga a la 13 División, mandada por el general Fernando Barrón Ortiz, el asalto a la ciudad, reforzada por la 150 División y la 5ª División de Navarra, sumando entre todas las unidades, también, unos 10.000 soldados. La 13 División era conocida como la "mano negra", pues llevaba una mano negra dibujada en su estandarte. Entre esas tropas se encuentran algunas de las unidades de élite de los rebeldes, tropas muy experimentadas y con fama de ser implacables, como el Tabor de Tiradores de Ifni, y varias banderas de la Legión.

El principal objetivo militar era inicialmente la colina conocida como "Les Collades", en la partida de Sant Just, de poco más de 200 metros de altura, un punto estratégico para avanzar sobre la ciudad. Los nacionales pretendían tomar esa cota y paralelamente asaltar un segundo punto estratégico, Gardeny, que les permitiría ya tener una posición de privilegio sobre la ciudad.

Desplegados ambos ejércitos, bajo un permanente fuego de artillería por ambas partes, que en los días previos había dejado la ciudad prácticamente vacía de civiles, la orden de ataque se da la noche del 30 al 31 de marzo. Los combates más duros se producen en "Les Collades", en Sant Just. Este punto estratégico está defendido por la 60 Brigada republicana, y los atacantes son unidades de la Brigada móvil de Caballería y de la 150 División. Durante todo el día, se producen ataques, contestados con contraataques republicanos. Especialmente sangrientos son los enfrentamientos en la cota 205, que fue tomada y recuperada hasta tres veces a lo largo de un día de combates sin tregua. Los combates, con fuertes contraataques republicanos, continúan por la noche, para luego pasar a una calma tensa. También durante ese día, se inician los ataques a Gardeny por el sur.

El día 1 de abril, los republicanos mantienen su posición en "Les Collades" y en Gardeny, pero la situación de las tropas nacionales es ahora mucho más favorable para la toma de sendas colinas. Se suma a ello la superioridad de la artillería y la fuerza aérea nacional. Durante el primer día, los nacionales ya han hecho 180 prisioneros. Los combates prosiguen, sucediéndose otra vez ataques y contraataques, y produciéndose numerosas bajas en ambos bandos, en especial entre los republicanos que defienden "Les Collades". La vanguardia nacional consigue ventajosas posiciones para el asalto final a ambas colinas, a pesar de los contraataques republicanos que se intensifican durante la noche del día 1 al 2 de abril.

Durante el día 2 se intensifica el fuego artillero sobre las dos colinas, contestado por los republicanos que cuentan además con varios tanques rusos. Los nacionales inician el asalto a Gardeny en un duro combate con elevadas bajas. Los republicanos se defienden con incesante fuego de ametralladora. Van a la vanguardia el Tabor de Tiradores de Ifni y la 4ª bandera de la Legión. En el ataque se logra conquistar buena parte de la colina, aunque no el castillo, pues las hostilidades se detienen con la caída de la noche. El avance nacional se ve favorecido por las maniobras de infiltración por el camino de Gardeny de algunas unidades, que obligan a un repliegue de los defensores por temor a quedar aislados.

Lo mismo ocurre en "Les Collades". Los movimientos envolventes fuerzan el repliegue republicano, con lo que el asalto resulta menos duro que en jornadas anteriores. Las fuerzas republicanas se retiran hacia la ciudad en este sector. De este modo, los rebeldes se hallan ya a un paso del casco urbano, teniendo bajo control las partidas de Empresseguera y buena parte de Vallcalent. El frente se traslada en este sector ya a las primeras casas de la ciudad.

Durante la noche del 2 al 3 de abril, se produce un fuerte contraataque  republicano en Gardeny con la intención de recuperar el terreno perdido durante la jornada, pero es repelido tras un intenso combate de media hora. También durante la noche, las fuerzas republicanas se ocupan en parapetarse en las primeras casas de la ciudad. Se trabaja intensamente en la calle Academia, donde se improvisan "corredores" entre las casas, tumbando tabiques, para evitar el fuego enemigo. Se colocan minas en la calle Sant Antoni y Plaça Catalunya, y se instala dinamita en los puentes sobre el río. Los defensores reciben la orden de "resistir a toda costa"

El ataque, el día 3 de abril, se produce simultaneamente, a partir de las 12 horas, por varios puntos, quedando desbordadas las defensas republicanas. El grueso de las fuerzas penetra por las calles Academia y Alcalde Costa, y por el camí de la Mariola hasta l'Escorxador y la Rambla d'Aragó.



Tropas de la 46 División defendiendo la ciudad en la calle Alcalde Costa, el día 3 de Abril. Al fondo se ve Gardeny desde donde ataca la 13 División nacional. Esta violenta y dramática imagen, de autor desconocido, es una de las pocas que existen de la batalla.

Por el otro lado, el ataque pretende llegar hasta la Estación de Ferrocarriles, y en el centro, por el camí de Vallcalent, hasta Santa Teresita, Camp de Mart y la carretera de Huesca. Los atacantes consiguen penetrar en la ciudad, y avanzar lentamente hacia el centro, hostigados en todo momento por fuego republicano, procedente de ventanas y esquinas. Las unidades republicanas no consiguen detener el avance por el norte, y los nacionales toman la estación a las 3 de la tarde tras superar una lluvia de balas de las ametralladoras parapetadas en las casas de la ciudad. Por la calle Academia, los defensores retroceden hacia el puente. En este momento, los rebeldes reciben inestimable ayuda artillera, pues dominan las colinas de las afueras de la ciudad y las baterías pueden precisar sus disparos.

La situación de las tropas republicanas es ya desesperada y su defensa desorganizada. Gracias a ello, los nacionales toman rápidamente la Seu Vella, que es casi abandonada por los defensores, ante el temor de quedar aislados.

Al atardecer se establece una fuerte bolsa de resistencia republicana en "El Molí de Gualda", pero la artillería lo destruye, produciéndose un gran incendio. Las tropas republicanas comienzan a cruzar el río Segre hacia el margen izquierdo. En la carretera de Viella, donde se ha combatido durante toda la jornada, los republicanos se repliegan. No existe ya comunicación entre las unidades defensoras que, presionadas, van retrocediendo para cruzar el río. Durante el repliegue, se dificulta el avance enemigo provocando el incendio de algunos edificios del centro de la ciudad. El fuego pasa de unas casas a otras hasta generalizarse en algunos puntos, especialmente en la calle Estererias, donde numerosos edificios quedan arrasados por las llamas.

A las 14 horas, el mando republicano se instala en la Bordeta (al otro lado del río) mientras se organiza en la Banqueta la evacuación de las diezmadas tropas hacia el margen izquierdo del río. Inmediatamente después se vuelan los puentes de la ciudad, a pesar de que todavía hay bolsas de resistencia en la Rambla d'Aragó y en la plaça Berenguer IV, así como en algunas zonas de la huerta. Estas bolsas fueron reducidas, o se disolvieron cuando sus integrantes, conscientes de la situación, cruzaron el río durante la noche.

Desde ese momento, el frente quedará establecido en el río Segre, con los republicanos en el margen izquierdo, y los nacionales en el derecho. Son frecuentes durante los siguientes días los tiroteos de un lado o de otro, así como la esporádica acción de artillería. Se producen escaramuzas durante el día 4 en los alrededores de la estación que terminan con varios muertos republicanos. El frente se estabiliza, a pesar del temor de unos y otros de eventuales contraataques que no llegan nunca a producirse. La situación no se moverá durante 9 agotadores meses, que hacen de la vida en la ciudad, una empresa altamente arriesgada, pues es frecuente la acción de francotiradores durante todo ese periodo, además de puntual fuego artillero.

Con la toma de Lleida, el ejercito nacional avanza ya sin apenas resistencia a lo largo de todo el margen derecho del río Segre tomando las localidades de los alrededores y preparándose para la toma de Balaguer, que será un hecho en los próximos días.

Es imposible conocer con exactitud el número de bajas resultantes de la batalla. Por el bando nacional, una fuente habla de 300 bajas el día 1 de abril, 400 el día 2, y 250 el día 3, haciendo un total de 950, casi un 10% del total de la 13 División. Hay que hacer notar que esta información no menciona las posibles bajas registradas el día 31 de marzo, que pudieron ser cuantiosas, pues tuvieron lugar severos combates. Por parte republicana, no existe ningún parte. Aun así, Lluís Mezquida hace un cálculo de las bajas de la 46 División, apuntando la posibilidad que se perdieran un 40% de sus efectivos, entre muertos, heridos, desertores y prisioneros. De sus tres brigadas mixtas, la 60 fue de largo la más castigada. Dos semanas después de los combates, en un documento militar, se menciona que la División está "para organización con personal recuperado", y se contabilizan los efectivos de sus unidades. Mientras la brigada 101 y la 10 cuentan con más de 2300 hombres cada una, la 60 solo cuenta 505. Esta brigada fue la encargada de defender "Les Collades", donde se produjeron los combates más duros. Sumando los efectivos de las tres brigadas, así como los de las diferentes unidades agregadas, la 46 división contaba dos semanas después de la batalla con unos 6882 soldados. Estos datos, sin embargo deben tomarse con cautela. En cualquier caso se puede asegurar que el numero de muertos y heridos entre ambos bandos fue muy elevado.


A pesar de que la 46 División republicana sería condecorada por esta batalla, su máximo responsable, Valentín González "el campesino", fue severamente amonestado por sus superiores, que llegan a tacharle de cobarde, así como de ceder terreno con demasiada facilidad y no cumplir las ordenes de resistir el ataque hasta las últimas consecuencias.


ESTE ARTÍCULO SE AMPLIA CON UNA SEGUNDA PARTE, PUBLICADA EN ESTE BLOG EL 28 DE AGOSTO DE 2012:
http://permezzo.blogspot.com.es/2012/08/la-batalla-de-lleida-1938-ampliacion.html