jueves, 23 de marzo de 2017

CRITICA: LA PRÓXIMA PIEL / LA PROPERA PELL

LA PRÓXIMA PIEL / LA PROPERA PELL ( Catalunya, 2016) 

Isaki Lacuesta, Isa Campo
Àlex Monner, Emma Suárez, Sergi López, Bruno Todeschini, Igor Szpakowski, Mikel Iglesias, Greta Fernández, David Arribas, Pablo Rosset, Guillem Jorba

Puntuación: 5

COMPLICES

Hay un estilo muy arraigado entre algunos cineastas españoles de prestigio (los serios, vamos) que combina con generosidad el impacto visual con un lenguaje narrativo críptico. Siempre me ha parecido una técnica cinematográfica artificial y tramposa, de la que se echa mano cuando no hay habilidades para enfrentar de cara y con franqueza una historia y lo que subyace en ella. Quien pierde es la honestidad al contar la historia. 

Esta corriente estilística es genuinamente española, y debo decir que en general la crítica y el público la celebran. Yo soy prácticamente el único que parece darse cuenta de que nos toman el pelo. Andaré equivocado sin duda. Así que, para los que ya se os está torciendo el gesto, este es un buen momento para dejar de leer.

"La próxima piel" es un ejemplo notable de lo explicado. Debo decir que las interpretaciones son buenas, y sostienen la película. También hay un saber hacer visual que enfría la película lo suficiente para generar las inquietudes propias de la tragedia rural montañera. Aunque, en este punto, uno no deja de pensar que esta película tenía enormes posibilidades visuales que no se han aprovechado. 

Dicho ésto, vamos al grano. No me gusta que me tomen el pelo. En el cine lo toleramos si nos lo toman bien tomado, si vemos que nos han manipulado a gusto para luego darnos el susto. Olé! Pero lo que no aguanto (empeora con los años), es que no sepa lo que me están haciendo, y que se disfrace luego esa incapacidad de una supuesta y elitista ambiguedad, de personajes complejos y atormentados. Son guiones tramposos hechos en una pizarra, cogidos con pinzas y alfileres. En mi opinión hay demasiadas obras de marquetería guionística y pocos guiones que tengan la valentía de dejarse conducir por los personajes, que es la única manera de alcanzar el propósito de construir una película verdaderamente honesta. Hay tantas sutilezas (tantas pinzas) en el guión de "La próxima piel" (sutilezas de escaso nivel creativo, por cierto), sutilezas que solo hacen que fastidiar a los personajes (y a los actores que deben encarnarlos) en lugar de enriquecerlos, que trasladadas a la pantalla sumen al espectador en la desorientación. Lo más fácil es darle un aire críptico a la historia, llenarla de zonas oscuras y de enojosas (para mí) elepsis, de mensajes contradictorios, azotado todo ello por el viento y la nieve. Y luego, soltarse con escenas de alta carga emocional, impacto puro, en muchas ocasiones desconcertantes ya que, lo cierto, es que desconocemos los que sienten los personajes y desconocemos porque reaccionan así. No hay complicidad entre la película y el espectador. Jamás en esta película he tenido la sensación de que sabía lo que sentían los personajes principales. Y eso es básico en el cine. Si no se consigue eso, el espectador se pierde, se desorienta. Y eso no es ambiguidad, la película te confunde incluso respecto a eso, te confunde respecto al enigma que debe ser toda historia. 

Debo hacer mención especial de un aspecto de la película. Se introduce un ingrediente muy celebrado: la crónica costumbrista adolescente. El lenguaje de botellón, los pedos bajo un puente, el toqueteo cachondo flirteando con un polvo a tres bandas y otras transgresiones. Es un retrato bien compuesto, sin duda. La pregunta está en cuál es su utilidad. A dónde lleva y de dónde viene. En esta película hay demasiadas cosas que parece que marean la perdiz, pero le falta abalanzarse con un par de huevos sobre lo que de verdad importa o debería importar. Una vez más, lo superficial, el impacto, sustituye el drama. Pero nos engañan para que creamos que no es así. 

Le pongo un cinco, y me siento generoso al hacerlo. El conjunto tiene unidad cromática, vale, hay escenas que seguramente veremos repetidas alguna vez, hay algun momento intenso, angustioso, los actores hacen un gran esfuerzo. Pero los personajes son unos extraños para mí, cualquiera que sea su resgistro cinematográfico, en cualquier estadio de la necesaria e inevitable complicidad que debe generar cualquier película para funcionar. En esta película no hay cómplices, sino encubridores.

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