jueves, 23 de marzo de 2017

EL VIAJANTE. CRITICA DE CINE

EL VIAJANTE (IRAN, 2016) 
Director: Asghar Farhadi
Shahab Hosseini, Taraneh Alidoosti, Babak Karimi, Mina Sadati

Puntuación: 8

CAMINOS PARALELOS

La exposición narrativa de los hechos parece la lectura de un asunto judicial. La obligada elección, en la edición, del transcurso de unas semanas en la vida de una pareja de Teheran es tan atinada que parece que no nos perdemos nada de su día a día, de los estados de humor que tienen, de como afrontan los compartimentos de su vida, con lo que la aproximación a los personajes es de gran amplitud, caracterizándolos en toda su complejidad a medida que avanza la acción. El aspecto realista de la narración, no impide una presentación más cinematográfica, por cuanto incorpora elementos de sugestión que sin dejar de tener aspecto realista, en la intersección, amplifican el drama y le añaden profundidad. Me refiero a la metafórica introducción de "Muerte de un viajante", la obra de teatro en la que participan los protagonistas. No lo sabemos al principio, pero lo comprenderemos más tarde. A medida que avanza la historia de la pareja protagonista, vemos sin saberlo la vida de su antagonista, por eso es tan poderoso el tramo final, filmado como una obra de teatro en un espacio agrietado, vacío, indeterminado. La vida de todos se vuelve agrietada e indeterminada. Una imagen puede ser un poderoso impulso evocador para el espectador. ¿Quién no se ha mudado de apartamento y ha estado unos minutos en la que fuera su casa, ya vacía, antes de cerrar para siempre? A todo lo dicho, se añade ese factor contexto como un elemento cinematográfico más. 
Debo pararme aquí, porque el tramo final de esta película es lo mejor en términos cinematográficos que he visto en muchos años. Un apartamento desmantelado. Una coreografía entre cámara y personajes tan ajustada al curso de la narración, al curso de la evolución de los personajes, en un contexto evocador, que conduce al éxtasis narrativo y emocional: tiene el encaje de aquellos guiones increíbles de Billy Wilder y IAL Diamond, tiene la potencia visual de Orson Welles, la presencia teatral de Tennesse Williams o Arthur Miller, y la fuerza psicológica de Stanley Kubrick o Rossellini. No es broma. 
Estructuralmente la película es impecable, y en esa estructura, ciertamente rígida, como exige el tono realista, el director iraní consigue introducir un camino paralelo para cuajar una película compleja e inquietante, hasta alcanzar un aire de thriller muy cercano, sometido al drama cotidiano. Y el camino que sigue es puramente cinematográfico, puro lenguaje visual sin traicionar el tono realista. 
Un hombre tumbado en unas escaleras. Una mujer que camina llorosa por la calle en la noche, con las luces de una ambulancia detrás, en un barrio apuntalado. Realismo que trasciende lo real, como la vida misma, donde avanzan paralelos hechos y lo que se deriva de ellos en el alma de los que los protagonizan. Llegar a esa conjunción está al alcance de muy pocos en el cine.

No hay comentarios:

Publicar un comentario